martes, diciembre 20, 2005

Adolescencia

Pelucón está rebelde.

El fin de semana pasado estuvo en casa. Como siempre que va a casa, se alojó en su vieja pecera, más pequeña y con tapa de vidrio.

Bueno, parece que está muy fortachón, porque aprendió a levantar la tapa y a escaparse. Empuja hacia arriba hasta que logra correr la tapa y luego salta.


Así que este fin de semana se la pasó escapándose. Una abajo de la cama, otra hacia la cocina y la última fue a parar abajo del sillón. Sólo lo agarré porque el no me tiene miedo, y la torta que me habia dado mi mamá le era irresistible... lo atraía con una porción y ¡zaz!

Y no contemos que se arrojó de la mesa a una silla y de la silla al suelo (perdiendo el miedo a las alturas repentinamente). Y tampoco, las veces que casi se escapó pero lo agarramos in fraganti.


Lo perdono porque es un gordo lindo, y porque como juez y escribano, me vio ganarle a Adrián 2 veces al chinchón haciendo chinchón completo.

Para completar las aventuras, comimos una fruta que nunca habíamos probado: comprobamos que existe el mango.

lunes, diciembre 12, 2005

estas fiestas

Como todos saben, estas fiestas caen tristemente en fines de semana.

Al cansancio semanal "normal" tengo que sumarle pues, el viaje a la casa materna para engullir todo tipo de comidas engordantes, la desilusión de que a las 00:01 todos se vayan a dormir, y luego el terrible hecho de tener que quedarme a dormir en una casa con gran cantidad de pelos de perro que activan mi alergia.

Por eso, ya he decidido y dado a conocer mi voluntad:


Fin de año con mi madre, pero...


¡¡¡¡Navidad con Pelucón!!!!

viernes, diciembre 09, 2005

Resumen de actividades

Celeste: buh
Adrián: buhhhhhh
Celeste: buuuuuuuuuuuuuhhh
Adrián: qué día aburrido
Celeste: sí

jueves, diciembre 01, 2005

El almuerzo (la otra historia)

Vino Adrián a almorzar. Como siempre usamos la mesa de Dani para comer.
Pero esta vez, teníamos un invitado: Pelucón.
O mejor dicho: nosotros éramos los invitados/invasores de su finca en las afueras.

Así que pedimos la comida: ensalada con remolacha, zanahoria, espárragos, pollo, huevo y salsa golf. Y apenas apoyamos los platitos en la mesa, Pelucón salió a inspeccionar. Mmmm... ¡olor a rico!

Enseguida se vino al humo hacia mi bandejita de plástico, y empezó a torearme.
Dame dame dame dame dame dame. Un poco más y se sentaba adentro a rellenarse los buches con todo lo que había a su alcance.
Descubrimos que es un hamster muy insistente. Lo alejábamos y volvía.

Cómo no pudimos contra él, lo invitamos a almorzar con nosotros. Le servimos ensalada de zanahoria rallada, con huevo y pollo.
Pelucón quedó encantado, y luego de terminar su almuerzo, se fue a sus aposentos a hacer la digestión.